lunes, 4 de mayo de 2015

QUE EL MATONEO NO LE DE MIEDO!!!



Pensando como siempre en pendejadas varias, hoy quisiera mandarle un mensajito de apoyo y tranquilidad a todas las mamás que en algún momento fueron las feas o perdedoras de la pandilla y hoy en su versión mejoradísima, temen en silencio por posible matoneo a sus herederos.

Yo siempre fui la feita muy graciosa a la sombra de la linda, hoy madre recuperada que usa tacones, va al gimnasio, no ha recurrido al bótox, abogada dedicada pero sin reconocimiento público y que también siente algo de angustia por el bullying que le puedan hacer a su hija.

Mi primo Iván me apodaba ¨Tractomula¨, solía lucir una mancha de bigote absolutamente incómoda e inexplicable (por que no era pelo), mis bubbies jamás se desarrollaron, tenía ojos tan rasgados como Mr. Miyagi, boca de plato sopero y masitas de pies; pero además, siempre tuve la viveza de hacerme la mejor amiga de la más churra del universo, con lo cual, ni la adolescencia ni los 20 fueron mis años más exitosos, más bien los más angustiosos.

Sin embargo debo decir con orgullo que entre bozo, frustración, pie plano  y acostumbradores Leonisa Teen, desarrollé otras gracias que me consiguieron un marido divino, buen trabajo y me dieron siempre felicidad y aunque existió una que otra niña desalmada que me llamaba al entonces teléfono fijo de mi casa a gritarme : ¡ Negra Inmunda!, que muchos me decían que me parecía a la mamá de Victorino Moya o de que alguna malcriada me esperó afuera del salón para pagarme cachetadas por que sí, creo que el efecto de los maltratos no  fue negativo sino más bien una dosis de fortaleza y una herramienta perfecta para forjar una personalidad a prueba de balas.

Como a los 10 o 12, las ganadoras eran las niñas López Luna y Rivas Rodríguez. Yo, era una de sus chaperonas con brazos peludos. Todos morían por darles un pico o abrazarlas y ellas, se daban el lujo de rechazar bobitos y escoger a los más populares, incluso de otros cursos. Mi papel era de actriz de reparto con botas ortopédicas bien lustradas!

A los 14 o 15, mi mejor amiga Gladitas mandaba la parada, de la mano con su compinche Mafe y la ahora Ejecutiva ¨Overseas¨ Cardona. Todas de carita angelical y cuerpo atlético, blanquitas como la nieve y ojos expresivos. Yo en cambio, no tenía sino apetito expresivo, por que me dedicaba a buscar como comprar pizza o perro caliente después del almuerzo para cultivar mis rollitos.

A los 16... que puedo decir, mi amiga era la presentadora del programa de T.V. famoso: QUIZ!

En la universidad, la admiración se fue para el lado de Alexis Curlis a quien todos perseguían con afán por lo que yo con mi planura al lado de sus atributos no operados sino naturales, me dedicaba a chupar guaro a ver si parecía más graciosa al menos, pero nada!

A los veintitantos caí en las garras de la Enana, y eso si fue la muerte! Estaba perdida entre una cara de perfecta muñeca, piel de pergamino, pelo de seda y personalidad de Gobernante Inglés. Yo por lo tanto, seguía mi camino de fiesta y simpatía en busca de respuestas por las ironías que me mandaba la vida.

Pero, en los 30 y después del gran bullying recibido no de muchachitas sino de un ¨ex¨ que fingía cordura y que literalmente me enloquecía hasta sacar lo peor de mí; llegó el día en que ya no me percibía ni fea ni menos linda que mis amigas. El momento perfecto en que empecé a combinar la payasada con una sonrisa y una linda pinta. En que la disciplina para leer y trabajar hacían match con un cuerpo sin curvas que aprendí a aceptar y disfrutar.

Llegó el día en que el bullying  dejó de salir de mi también y en el que aunque ahora flaca, igual de negrita y con ojos del tamaño de un ojal, me sentí atractiva. Llegó el día en que descubrí que el maltrato que se cree viene del colegio, un grupo o de una oficina, también nace o se fortalece desde uno mismo, dándose palo más allá de lo chistoso que puede ser la autocrítica.

Aprendí a no menospreciar mis éxitos y a no subestimar mi físico. A dejar opinar al que me vea fea o me sienta bruta y a saborear la confianza que te producen los piropos, vengan de quien vengan.

Entendí que tener mil voces diciéndote que eres tonta, fracasada, rara, fea o diferente no son suficientes para amargarte si tu propia voz te dice que eres chusca, si te esfuerzas por ser buena profesional, si te exiges ser un buen ser humano y si además tratas de ser siempre realmente feliz, no de mentiras, sino de verdad feliz!

Así que frescas mamás, las nuevas generaciones ya vienen en formatos más lindos que los de nosotras, pero además, si la enseñanza está enfocada en ser personitas seguras, respetuosas, tranquilas, que sepan poner límites, trabajadoras y solidarias, aunque tengan el físico que tengan o no logren las mismas metas de sus amigos, serán personas felices que se burlen del matoneo aunque lleguen a padecerlo!