martes, 24 de marzo de 2015

Quíen me dice qué religión le enseño a mi hijo?



Aunque de verdad respeto las múltiples creencias religiosas que existen en el mundo, me llama la atención hasta el punto del miedo, llegar al fanatismo o intensidad extrema en mis creencias, y es desde dicho temor que me pregunto: ¿ en este tema, qué es lo correcto para transmitirle a los hijos?.

Son muchos los que pasan de un amor desenfrenado por la fiesta, los tragos y la droga directamente a los pasajes de la biblia y entonces cualquier asunto relacionado con su existencia, por mínimo que sea, lo limitan a una alabanza al Señor, tildando al resto del mundo como equivocados e impuros.

Hay otros que creen que comer sano, ser vegetarianos y hacer ejercicio los conecta con el Budismo e inmediatamente se meten a cuanto curso de Yoga y meditación encuentran, pensándose más livianos de cuerpo y alma, y soñando ir a Tailandia o la India como Liz Gilbert.

También, existen los que piensan que una estrella es siempre linda y sin saber uno de los principios de la fé Hebrea consideran que ser Judio es sinónimo de riqueza y posición social, motivo por el cual, anhelan locamente hacer parte de esa comunidad, comprar en la sección Kosher del Carulla y sentirse como Ralph Lauren o Julio Iglesias.

No digo que todo lo anterior esté mal, tampoco me atrevo a opinar sobre una u  otra religión por que para eso me faltarian años y años de estudio, tan sólo digo que el desconocimiento sumado a la obsesión aveces sin mayor sustento, pueden resultar en la mezcla de exageración y ceguera, que me resulta  peligrosa para un niño que no entiende de dioses  ni de credos.

No creo que el status del Facebook sea el escenario más adecuado para predicar la palabra de un Dios (sin que sea incorrecto hacerlo, faltaba más) como tampoco creo que publicar una y otra vez  frases relativas a la religión  hagan a una persona más compasiva, colaboradora, honesta o considerada que aquellos que se limitan a compartir memes.

La gran duda para mi es: ¿qué es lo que tendría que inculcarle a Miranda de aquí en adelante, sin dejarme llevar tan sólo por lo que yo creo?. Crecí en una casa que supuestamente me bautizó ante la iglesia católica hasta los 15 años para que yo eligiera la religión a la que quería pertenecer, pero al fin y al cabo esa decisión no la tomé por que la ablución llegó el día en que mi papá lo consideró apropiado.

Mi hermano y muchos de mis amigos y conocidos no creen en la existencia de un Dios que haya creado el universo ni en 7 días ni en más, y en la mayoría de esos casos, tal convicción fue enseñada y explicada por los padres de forma contundente. Unos de manera más académica y formada, otros de manera muy corriente e inclusive como en mi casa, por razón de la falta de interés verdadero y práctica de una u otra creencia, es decir, por ser un hogar que ni chicha ni limonada.

He visto con gran sorpresa que en los últimos años, el número de personas que se denominan católicos a mi alrededor, ha crecido, pero también he sabido de muchos de ellos que incumplen reiteradamente con dos o más de los 10 mandamientos, aunque siguen al  Papá Francisco en Twitter. Varios van a Buga a pagar promesas pero tildan a los Gays como anormales, jamás se meten la mano en el bolsillo para alimentar a un necesitado o sacan una tarde para acompañar a un anciano solo. Las frases alusivas a Dios se han vuelto populares y mecánicas, pero pierden su sentido. Por ejemplo, todo el mundo dice: ¨Si Dios quiere mañana hago tal cosa ¨, ¨Todo bien gracias a Dios¨, ¨Dios Mediante llego tal día¨, y así, pero en realidad si algo les sale mal, miles de los que aman estas muletillas, echan madres, maldicen y desdibujan su significado.  He podido constatar, que muchos de nosotros sabemos rezar pero como un acto de memoria, incluso la novena navideña que sólo es un formalismo que da permiso o legitimación a los fiestones de fin de año.

Entonces, para mi, la religión en los últimos tiempos se ha permeado de tendencias y modas; se ha convertido o en historias que los padres hacen aprender a los niños al pie de la letra, bajo sus impresiones personales y con la fuerza de sus tradiciones y herencias, pero sin ceñirse realmente a ellas; o, en creencias que resultan aprendidas cuando al ser adultos estamos por ahí como cabras sueltas sin saber en qué o en quién depositar nuestra fe, al punto de endiosar a personajes como Maradona o caer en la Cienciología.

Gran porcentaje de lo que creemos o no, viene de papá y mamá, y otro tanto, de lo que encontramos en internet, lo que divulgan los medios de comunicación y la necesidad de aferrarnos a algo o a alguien para superar nuestros malos momentos.

Estoy segura que los padres en el tiempo solo transmitieron lo que creyeron correcto; por lo tanto, ahora como mamá vuelvo a la inquietud de qué es lo correcto para transmitir a nuestros chiquis.

En mi sentir, la religión como el amor por los equipos de fútbol, no deberían sucederse por generaciones como tampoco mutar en un número infinito de posiciones personales con poco conocimiento teológico. Creo firmemente en la estructuración de la fe hacía lo que a cada quien lo destaque como ser humano y le permita mayor contribución con su comunidad. No para hablar más lindo o para volverse pastor de la noche a la mañana, sino para ser solidario y respetuoso de su entorno, sabiendo que toda decisión tiene una consecuencia y que hay una clara diferencia entre lo que está mal y lo que está bien, así nos aliniemos con el Cristianismo o el Islamismo.

A lo que voy es que de cara a los pequeñitos, la religión no debería ser una excusa para discriminar o juzgar, no debe ser tampoco una razón para elegir una escuela o colegio, no tendría por qué ser una tabla de salvación frente a vicios o debilidades, no puede convertirse en  una compulsión o una obsesión que asuste con infiernos y diablos, no puede hastiar a quienes te leen en redes sociales,  jamás debe volverse una moda o estilo de vida, no debe manejar el poder y menos aún puede ser un cuento para recitar todas las noches antes de acostarnos.
 
No hay religión ni mala ni buena, no hay creyente más genuino que otro, pero si hay un millón de puntos intermedios o exacerbados que no permiten a los niños o adolescentes pensar en paz y ser ellos mismos; en ocasiones, que los lleva a quitarse la vida a temprana edad como un acto de honor que talvez ni dimensionan como sus familias lo hacen e imponen.

Sin importar nuestras consideraciones y opiniones de padres, antes de inclulcar una determinada creencia o visión, creo que es más urgente velar por que nuestros hijos sean mejores adultos que nosotros y cooperen no con las taras que durante años ha dejado la interpretación de las religiones sino a concluir lo mejor de cada una de ellas como gran aporte a la sociedad en que vivan.

Los dioses no pueden invocarse de dientes para afuera o sólo para lo que convengan, no pueden ser un acto reflejo ni su adoración puede condicionar la aceptación a un grupo determinado o imponer castigos; no pueden proteger el sicariato, esconder pederastas, pretender destierros, apoyar el machismo, ganar popularidad, llevar a la muerte o perdonar culpas individuales; creo más bien, que cualquiera que sea el modo en que se presenten a nuestros niños, deben ser el pretexto para el mérito, para que  logren convicción y confianza en sí mismos, para que se forjen en actores positivos y de buenos ejemplos, para que se llenen de ganas en ser mejores seres humanos según su contexto, para que desestimen la agresión y la competencia, para que no acostumbren manipular y mentir... en fin, para que logren un camino de menos penitencia y mayor VIRTUD.


miércoles, 4 de marzo de 2015

Evite que su hijo sea el Cretino del Mañana!.





Hoy, todos nos quejamos y criticamos al tal Nicolás Gaviria, por ser un pelele muy lobo, pero estoy segura que los padres no se preguntan si el tipo es así un poco por el ejemplo y la permisión que ellos muy probablemente le dieron y que hoy hacen que sea un completo cretino, tal como pasa con muchos de los jóvenes y adolescentes clase media y alta en Colombia.

En nuestro país valen mucho más los contactos de los padres para hacer crecer los negocios de los hijos y evitarles una multa de tránsito que cultivar una excelente conducta en los peladitos.

Acá Tomás y Jerónimo roban tierras y venden sombreros sin tributar, Simoncito aprueba leyes sin leerlas, Martín integra fundaciones y en sus ratos libres hace guerras de platos, Luís Gabriel Miranda le da trompadas a la policía, Laura Moreno esconde criminales y a todos desde los 18 años les decimos ¨Doctor¨!.

Por eso, creo que es nuestra responsabilidad evitar que nuestros enanos sean los idiotas del mañana, y en vez de contribuir a que nuestro país siga siendo una maraña de roscas para propagar la trampa, la corrupción y la salvajada, sean un aporte serio para que nuestra comunidad en el 2018 sea por fin organizada y menos animal.

He identificado varias de nuestras equivocaciones que pueden producir en nuestros niños una falsa percepción de las situaciones y creo de utilidad que las reflexionemos en conjunto:

1). HACERLES CREER QUE NADIE PUEDE DECIRLES QUÉ HACER:

Esta es la enseñanza más peligrosa que ha dejado esa tendencia libertaria de los últimos tiempos. Es cierto que los profesores no pueden abusar de su posición, que no es chévere que los tios regañen, que las niñeras maltraten o que los desconocidos vayan a estrujarle a uno el chino. También es cierto que se debe inculcar en el niño un criterio propio, que la libre personalidad es protegida como derecho fundamental, que los chicos deben ser seguros, que no deben imitar a los demás y pensar por sí mismos; pero de ahí a enseñarles que nadie les pueda decir nada, eso si está mal!. A los 20 años no hay policía que valga y salen a cascarle a cuanta persona les pone límites!.

Acá cualquier muchachito se cree en capacidad de hacer lo que se le cruce por la mente, desconociendo todo tipo de autoridad por que los mismos papás le han dicho siempre que son todo poderosos y deben proyectarlo así.

No!, un anciano puede decirles que bajen la voz, una mujer embarazada puede decirles que le cedan el puesto, un policía de tránsito puede ponerles un parte, un ciudadano puede pedirles que no se colen en una fila, un profesor puede sacarlos del salón si se portan mal, usted puede darles una nalgada si le faltan el respeto, un usuario de parques infantiles puede decirles que no fumen marihuana allí!. El anarquismo jamás ha sido una buena fórmula!.

Papás, su hijo puede ser lindo, inteligente, ágil, PERO SIEMPRE VA A TENER QUE VIVIR EN COMUNIDAD, y ese sólo hecho le impone reglas a cumplir!. Por eso les gritan a ustedes mismos, por eso sólo piensan en ellos, por eso en la adultez creen que la ¨mermelada¨ es algo normal para llenar sus cuentas en Panamá.

2).  JUSTIFICARLOS Y SALIR A SU ETERNA SALVACIÓN:

Los papás suelen sentir una verguenza extrema al aceptar que sus hijos tienen errores o problemas y lejos de pensar que NADIE es tan perfecto como ellos pretenden hacer verlos, viven tratando de tapar las faltas y equivocaciones de los chinos, buscando la aceptación de sus amigos o compañeros de trabajo.

Siempre encuentran alguna forma de justificar las embarradas de los niños y salen a salvarlos sin importar lo que hayan hecho. No digo que no haya que ayudarlos, apoyarlos, guiarlos, acompañarlos, pero no tenemos que salvarles el pellejo cada vez que la cagan!. Por eso no aprenden y vuelven a cargarla una y otra vez!.

Si no trabajan, aunque son jóvenes, tienen una carrera, pies y manos, los papás le dan casa, comida y hasta para diversión por que: pobrecitos!. Si se drogan y se emborrachan, no buscan ayuda para acabar con el problema sino que piensan que es un tema de la edad. Si les va mal en el colegio es por que la profesora se las tiene montada y si hacen pataleta y gritan como endemoniados, es que tienen calor y se sienten abrumados.

No!, el berraco chino está cometiendo errores! y tiene derecho a equivocarse, pero le corresponde a usted entender la falta y enseñarle a que no la vuelva a cometer, no tapársela! no justificarlo!. Si los demás piensan que su hijo es una caspa, a usted qué demonios le importa??, ellos le pagan el colegio?, ellos van a sufrir cuando lo vean fracasar??, ellos van a decepcionarse cuando todas las redes sociales lo crean un tontazo?? no!!!!, más bien encárguese del por qué lo es y atienda esa necesidad cuanto antes!, evite que su chino en 10 años sea un bueno para nada que se esconde detrás de su falda!. Recuerde que usted no es inmortal, algún día va a morir!.

3). ENSEÑARLES LOS DIAS DE LA SEMANA, SU NOMBRE COMPLETO Y LOS ESTRATOS SOCIALES DE 1 A 6:

Todos los que somos papás queremos darle a nuestros hijos sólo lo mejor, hacemos esfuerzos para procurarles una vida cómoda y llena de felicidad, pero bajo esas premisas, también vamos criando a un niño intocable, que desde los 2 años da órdenes a diestra y siniestra, que a los 6 años discrimina, a los 9 años necesita un intercambio cultural y a los 29 cree que enviar a una persona al Chocó es una condena!.

Es verdad que velar por el mejor cuidado de los chiquitos y la educación más calificada, es algo fundamental pero el gran problema es que les creamos necesidades y expectativas que desvirtúan la calidez humana, el sentido de cooperación, la sencillez y que distorsionan la verdad del país en el que viven.

Estudiar en un colegio bien de Bogotá, Cali, Medellín o Barranquilla no es sinónimo de riqueza; y si lo es, no puede ser una herramienta de segregación. Suelte usted un adolescente del Anglo Colombiano en una plaza de mercado para que desayune y verá como se angustia. Suelte usted un adolescente de Ciudad Bolivar en el Club del Country para que desayune y verá como se angustia. Son muchachos de la misma edad, contaminados por las prevenciones, rabias, miedos, disgustos y RESENTIMIENTOS de sus padres!.

Los de menores recursos llaman a los de mayores recursos: ¨Gomelos¨, y al revés, los de mayores recursos  llaman a los de menores recursos: ¨Indios¨. Los papás no quieren que se mezclen, los colegios privados exigen un bono millonario de ingreso, los colegios públicos carecen de dinero para mejorar su calidad (porque la plata se la robó otro), los egresados de la U. Nacional consideran muchas veces que los Javerianos son mediocres, las mujeres muy intelectuales creen que Paulina Vega es hueca y bruta, y los ejecutivos jóvenes están llenos de arrogancia para aceptar el conocimiento de otros, por que ellos se las saben todas!!!.

Enseñarles que su posición social los empodera y les sirve de escudo, es lo que los lleva a gritarle a la empleada, a chuzar al que tiene carro, a menospreciar al chofer, a robar desde los 8 años, etc.

4). PROLONGAR NUESTRAS FALTAS:

Por último, he visto en infinidad de casos y me incluyo desde luego con algo de pena, que los papás les enseñamos a los hijos a seguir cometiendo nuestros feos errores y malos hábitos, por ejemplo:

- No se deje mijito, si un niño le pega, usted devúelvale más fuerte!.
- Avísime si viene policía!, necesito coger esta calle en reversa, no ve que tenemos afán!.
- Cuélese que nadie está viendo!.
- Agárrese el juguete que el niño no se dio cuenta!, dio papaya!.
- Bueno ya llegamos a Miami, acá si no se puede pasar el semáforo en rojo!
- Ese es el hijo del Ministro, vaya hágase amigo!
- Que el muchacho le pague todo mijita! usted es la princesa de la casa y lo menos que merece es que la inviten a los mejores sitios! y en carro!.
- Vaya péguele a ese pendejo del Santa Fé!.


Ser papás no es fácil, lo sé, pero antes de criticar a las nuevas generaciones, hay que preguntarnos en qué estamos siendo determinadores de tan vergonzosas conductas, tratando de evitarlas o remediarlas!.