jueves, 13 de agosto de 2015

LAS HUEVONADITAS DE CONVIVIR HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE




Casi todas las película divinas y los grandes novelones terminan justo en el momento en que los protagonistas logran superar todas las barreras para estar juntos y se asume que vivieron por siempre felices, pero, son pocos los cuentos que nos dejan ver la verdad verdadera de vivir en pareja, de qué es lo que pasa después del beso delicioso y apasionado de la escena final.

Cuando nos quedábamos en la casa del uno los miércoles y en la casa del otro el fin de semana, todo tenía un especial encanto. Podíamos volver a nuestro lugar, tener espacios exclusivos, sacar nuestras peores costumbres en privado y dormir junto al chico(a) de cuando en vez.
Otra cosa es cuando esto ya no es un privilegio esperado sino algo normal que deja de ser tan mágico.

Creo que una de las grandes consecuencias de compartir casa con una pareja por más de 1 año es que los hombres tienden a volverse como bebitos dependientes y las mujeres nos vamos volviendo unos Sargentos pasivo-agresivas.

Después de un tiempo, el hombre nunca encuentra nada en la casa, ni se acuerda de cosas. Solo saben donde está su ropa, que la comida se guarda en la nevera y dónde está el botiquín,  pero intente un reto más difícil y verá.

Si usted le dice: ¨ Churro, porfa tráeme una aguja y un hilo para coserle el botón a esta camisa que se le cayó¨, yo le juro que él le va a contestar: ¨Vale, pero dónde están las agujas y los hilos?¨, aunque la ha visto a usted un trillón de veces sacar la cajita de los hilos y que además ya se la ha traído antes, él por una rara razón que yo no entiendo, no tiene idea dónde se guardan los hilos en la casa. Pero adicionalmente, lo más probable es que 3 minutos después vuelva con cara de distraído y diga: ¨No, ahí no estaban los hilos, no los encontré!¨. No sé por qué demonios, pero ellos van, hacen que buscan y nunca encuentran nada.

Usted, con algo de fastidio, recita la frase que su mamá le solía decir cuando era chiquita: ¨No me hagas parar que estoy 100% segura de que ahí está la caja¨. Él, reafirma que no, que ahí no estaba. Usted, se para de su silla, que era justo lo que no quería hacer, va, medio abre el cajón y desde lejos ve la pinche caja!

En cuanto a su memoria, aunque no tengan ni 60 años, todo se les olvida. Ni idea cuando es la reunión de padres, a qué hora es la cita médica de los chinos, cuándo tenemos que hacer mercado, cuándo se le paga a la niñera, cuándo es su aniversario, etc. Pero paradójicamente, como por arte de magia, te dicen: ¨quiero llegar rápido que hoy juega el Cali con Patriotas¨ .... qué? qué es eso de Patriotras??? a quién le importa?, de eso si se acuerda??

Una vez logramos la decoración que creemos espectacular para la casa, se nos va metiendo un engendro controlador en el cuerpo, con tintes de obsesividad y cantaleta. Nos memorizamos la posición y ángulos exactos de cada objeto y cada mueble de la casa y nos hierbe la sangre si llegamos y el cojín está caído, el adorno ladeado o si el señor dejó los zapatos y sus ¨accesorios¨por ahí regados.
Entonces, se nos sale esa lorita puntiaguda y aburridora tendiente a manifestar que la casa está hecha un chiquero, que él ni se da cuenta, que le da lo mismo si las cosas están divinas y relucientes a si están ahí medio arregladas, que no colabora en nada, que si llega alguien todo está a medias, etc, etc, etc.
Esto se potencializa en función a la idea que nos surge de que todo tiene su puesto. No entendemos por qué la cobija con la que se tapó anoche mientras veía su partido, amaneció hoy doblada pero muy puesta en el descansabrazos del sofá... ese no es el puesto de la cobija carajo!

Lo peor, es que para ellos no es un gran rollo, porque les queda muy fácil acumular hasta 3 sacos colgados en el perchero (el del sábado, anteayer y el de ayer), el libro que están leyendo en la mesa de centro de la sala justo encima de la revista que leyó hace un mes, las gafas encima del comedor al lado de la billetera, las llaves, la tarjeta de entrada de la oficina, los audífonos y el celular; más de 10 recibitos o papelitos de los dulces pagados y comidos en los últimos 15 días sobre la mesita de noche y una corbata enrollada encima del comedor auxiliar. Simplemente, porque ellos dejan todo en el primer lugar donde llegaron! no en su puesto!

Se pierde el pudor requerido para el coqueto romance. En un principio, nos cuidamos de no tener ni un cuarto de lagaña en los ojos, nos echamos Listerine 4 veces después de bañarnos los dientes, nos se nos escapa un pedito nisiquiera en la peor de las intoxicaciones, nos mantenemos sin pelos faciales, plenamente acicalados y perfectamente comportados. Pero, arruncharnos y despertar juntos después de un año ya no es un increíble acontecimiento, es la misma vaina de todos los días, entonces, la delicadeza se va desvaneciendo.

En la mañana, nada impide que pasando por ahí, lo vea con la máquina quitándose los pelos de la nariz, y si usted se queda cerca, con seguridad que le muestra las fosas nasales y le pregunta que si le quedaron bien.

Tampoco es completamente raro que usted deje de depilarse las cejas o no se quite el maquillaje en las noches por pura pereza, aunque sabe que al despertar tendrá los ojos negros y con masacotes nada atractivos.

Las pijamas dejan de ser algo pensado y sin problema el hombre se le pone camiseta de microfútbol para dormir o la que le dieron en la media maratón y usted se zampa su saco de sudadera gruesa de algodón talla XL de hombre, en el que decide perderse por el frío bogotano.

Aunque les pueda molestar, será muy  posible que usted los pille acomodándose las turmas, que aveces no cierren la puerta cuando entran a hacer pipí y que muy calladitos dejen escapar un gas, haciéndose los pendejos como si no tuviéramos olfato! Usted, ya verá que también será tan capaz de ponerse sus calzones preferidos aunque nos les quepa una mota más. Todo, sin la más mínima vergüenza!

Resalta la dinámica del capricho. Las mujeres somos por naturaleza muy caprichosas y berrinchudas, nos gusta llamar la atención y que las cosas se hagan como creemos correcto, pero JAMÁS lo llegaremos a reconocer así. Al ser concubinas o esposas, el síndrome se multiplica y le damos mucha vuelta a todo pero al final resultaremos decidiendo y haciendo lo que queremos y a los señores como les da mamera entrar a argumentar y les terminará gustando lo que decidamos, por que de alguna forma también por eso están con nosotras, ni se molestan en hablar, se funden más bien en su  abstracción conveniente y la verdad, les vale huevo! Los hombres aman la ley del menor esfuerzo y la no pelea y eso se les vuelve una especie de pasividad mutante después de convivir.

Así las cosas, hay muchos hábitos de casa sistemáticamente tontos. Por ejemplo:

- A dónde vamos a almorzar hoy Gorda?

- No sé de qué tengo ganas pero quisiera comer algo rico, te lo dejo a ti, decide tú.

- Pero es que lo que yo decido casi nunca te gusta o te cae mal.

- Noooooo fresco, no hay rollo,  no sé ni qué quiero.... escoje algo que te guste a ti.

- Súper ! vamos a Fulanitos a comer Chuletica Valluna.

- Uy no, es que no quisiera como tanta comida.

- Ok, Entonces vamos a comer Costillitas BBQ!

- Mmmm pues no sé, tenía más ganas como de un Sandwichito...

El hombre entonces, sigue manejando sin rumbo, entrando ya en su importaculismo crónico hasta que tu pendejada también crónica te hace decir: ¨ No ya sé! vamos a comer pastica que me encanta¨.

El man con cara de ojete se repite mentalmente: obvio! al final hacemos lo que ella quiere siempre, pero como yo como de todo y todo me gusta, vale huevo!


Con todo esto, es posible que los que están por irse a vivir con su gran amor crean que la historia solo será buen sexo, abrazos tiernos y guerra de almohadas al mejor estilo de Drew Barrymore y Hugh Grant, pero la verdad es que también se generarán tiempos fuertes y pendejaditas a tener en cuenta en cada pareja, que claro son una pequeñez frente a la emoción y el valor de construir un hogar.

No cambiaría nunca mi estado actual de casada, quiero verlo envejecer a mi lado por que estoy convencida de que mi mejor decisión fue compartir mi vida, pero una que otra vez, todas estas cositas, le sacarán canas verdes!!!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario